Instantes después de que lanzara su demoledor y brutal ataque para deshacerse de Alberto
Contador, y se podían leer algunos mensajes acusando a Chris Froome de no ir
limpio. El más fragrante el del jefe del equipo de Contador, Oleg Tinkov. La subida
al Mont Ventoux ha sido sencillamente una obra de arte. Una oda a ese ciclismo
que tanto nos gusta. Con ataques prácticamente a pie de puerto. Y dónde son los
mejores los que dan la cara. El líder quiso responder de forma implacable a
todas las críticas que han llovido a su equipo por su debilidad. Lo cierto es
que hoy estuvo bien arropado y Porte hizo de las suyas recordando la exhibición
de hace una semana.
Froome ha hecho una subida exquisita y ha ganado con la autoridad que
atesora en el Tour. Y por eso ya se ha llevado los primeros comentarios.
Señores, pasemos página y dejemos de sospechar de cada ciclista que gana o toca
el cielo con una heroicidad. Dejemos de lado esa parte oscura del ciclismo y
centremos en hablar de victorias, historias personales, de la gente que llena
las cunetas o de los niños que sueñan en convertirse en sus ídolos algún día.
Hoy mismo también se ha conocido la noticia de que el atleta Tyson Gay ha
dado positivo en un control realizado fuera de competición. Además, cinco
jamaicanos son sospechosos, entre los que se encuentra Asafa Powell. No es la
primera vez que el atletismo se ve envuelto en estos oscuros asuntos. Pero la
repercusión mediática no es la misma que con el ciclismo. La trampa sí.
En fin, que este es el cuento de nunca acabar. Yo me quedo con lo que me
han hecho disfrutar hoy el propio Froome, Quintana, Nieve y compañía. Que siga
así