martes, 20 de agosto de 2013

Hasta siempre, Euskaltel

Euskaltel Euskadi se nos va. Era un fin anunciado que hoy se ha concretado. El equipo (con la firma telefónica cómo única patrocinador) ha dicho basta. No me quiero ni imaginar lo que deben pensar ahora mismo esos cientos de miles aficionados vascos que aman a su equipo y lo han seguido alguna vez de su vida por las carreteras norteñas y pirenaicas. Ellos, junto los corredores y todos los miembros técnicos del equipo son los principales afectados por esta muerte ya anunciada. A nosotros, los aficionados, sólo nos queda lamentarnos y darles nuestro pésame. Y utilizo palabras fúnebres porque el pelotón se quedará huérfano la temporada que viene. Es la pérdida de un ser querido y respetado tanto por la afición cómo los propios profesionales. 20 años en la carretera son muchos. Ni la historia ha permitido salvar al equipo más longevo.

Hacía mucho tiempo que se conocía la situación de ahogamiento del equipo. El cambio de filosofía trayendo corredores extranjeros para seguir estando en la élite puede haber sido el detonante final. Pero también la falta de apoyo de las instituciones y empresas privadas en los momentos claves para completar los 9 millones de euros de presupuesto para una temporada. 91 millones menos de lo que se quiere pagar por un solo jugador de fútbol.

El deporte español se está desvaneciendo. Todas las esperanzas se centran en los malditos juegos de Madrid, pero por el camino ya hay un reguero de víctimas importantes. Instituciones y clubes deportivos que ven cómo su futuro corre serio peligro mientras los que dicen ser amantes del deporte y comunicadores de él se centran y conforman en tragarse que Messi tiene nauseas y que Cristiano luce nuevo look. No se dan cuenta del drama que representa que un equipo como Euskaltel desaparezca. No sólo por la parte profesional sino también porque afectará a todo el ciclismo vasco y español. Con la desaparición de los naranjas podría verse seriamente dañado el proyecto de la Fundación Euskadi. El último trampolín que los chavales tenían para alcanzar el sueño del profesionalismo. Sin ello no hay esperanza. No hay ilusión. No hay ciclismo.

Sigamos echando la vista atrás en aquel maldito Tour del 98 y todos los posteriores. No enterremos nunca el tema del dopaje de aquella época...para qué? ¿Para no apostar por un futuro limpio? ¿Para no apostar por los jóvenes con proyección? ¿Para no apostar por un estilo de vida? ¿Una pasión?


Para Euskaltel Euskado ya es tarde. La Vuelta España será su despedida y ojalá los Samuel, Antón, Nieve etc... nos brinden un grandioso espectáculo y se marchen tocando el cielo ciclista teñido de naranja. El camino hacia él subiendo las montañas siempre lo ha estado. Y lo seguirá estando. No me cabe la menor duda. Pero al aficionado vasco le faltará su equipo. Su orgullo. Una parte de su corazón. 

Hace dos años escribí este post después de que Igor Antón ganara la etapa de la Vuelta España que acababa en Bilbao. Sin duda, uno de los momentos más emocionantes de los últimos años.

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